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Nueve consejos para que viajar en moto no sea una pesadilla

  • fareiventa
  • 31 jul 2017
  • 6 Min. de lectura


Pocas actividades son comparables en cuanto a sensación de libertad plena y dominio de la situación como una larga ruta en moto. ¿Quién no ha soñado alguna vez con emprender un trayecto sin mirar atrás ni rumbo fijo? Para que ese sueño no termine en pesadilla, aparte de llevar todos los papeles en regla, realizar las revisiones pertinentes y ponerse siempre el casco y el equipamiento adecuado, te proponemos una serie de sencillos trucos que harán tu recorrido más seguro y placentero. Planificar bien la ruta Y mentalizarse para que sea más larga de lo que parece. Antes de emprender el viaje es necesario establecer bien el recorrido, dividiéndolo por etapas y calculando al detalle las distancias, los tiempos y el consumo de combustible. No conviene dejar ninguno de estos factores al azar, ya que una cosa es la aventura y otra muy distinta pasar apuros sin necesidad. También resulta muy diferente la experiencia si realizamos el trayecto en moto propia o de alquiler. Ambas opciones tienen sus pros y sus contras: la moto propia la conocemos mejor y sabemos cómo responde, pero pegarle muchos kilómetros la puede llegar a devaluar de cara a una futura venta en el mercado de segunda mano. Cuando se está planificando el viaje, sobre el papel seis o siete horas no parecen demasiadas; cosa bien distinta resulta cuando llevas cinco de conducción sobre la moto, especialmente si se está poco habituado a viajes largos. Es muy recomendable establecer un entrenamiento previo unas semanas antes del viaje, yendo a conducir la moto en tiempos no menores a 45 minutos diarios (cuanto más mejor) para acostumbrarnos bien a ella.

Encontrar la postura correcta y mantenerla Hay que lograr que conducir la moto resulte lo más confortable posible, ya que nos estamos jugando llegar al punto de destino con un dolor de espalda que nos impida movernos y nos mande directamente a la cama sin cenar. Así que es preferible ajustar el asiento a las medidas del piloto antes de salir, así como buscar la inclinación correcta para que no sufran ni dorsales ni cervicales. Para ello es muy importante fijar una postura que no resulte forzada (por muy fotogénica que parezca). Una opción interesante puede ser colocar un respaldo en el asiento. Esto quizás le quite cierta autenticidad motera, pero, ¿a quién le importa si vas a ganar en comodidad? Instalar un parabrisas Cierto es que para muchos moteros (preferentemente urbanos) la cúpula parabrisas en la moto resulta un complemento poco útil y prefieren que ésta mantenga una imagen lo más desnuda y limpia posible. No es menos verdad que sentir el viento soplando de cara mientras se está conduciendo es una de las sensaciones más maravillosas que se pueden experimentar sobre una moto. Pero, después de más de tres horas circulando en torno a los 120 km/h, esa sensación se convierte en agotadora. Un parabrisas funciona como un excelente amortiguador y evitará que la sensación de extenuación nos acompañe ya desde el primer día de nuestra ruta.

Equipamiento para cualquier clima Aunque hayamos consultado la previsión del tiempo mientras preparábamos nuestro viaje, las circunstancias climáticas pueden cambiar en cualquier momento, sobre todo si conducimos por zonas muy alejadas de nuestro entorno habitual, tanto en latitudes septentrionales como tropicales, por ejemplo. Para evitar llevarnos sorpresas desagradables, conviene llevar ropa que ofrezca una adecuada ventilación, para no asarnos en momentos de mucho calor, y que también sea resistente al agua por si en algún momento nos cae un chaparrón encima. Además, en el equipaje no sobrará una buena prenda de abrigo aislante y siempre habrá que estar preparado para cambiarse de ropa varias veces al día si las condiciones así lo requieren. Comida y bebida básicas Una ruta en moto bien planificada siempre contempla las paradas para comer, a ser posible en lugares que nos ofrezcan poder degustar la gastronomía de la zona. Al fin y al cabo uno de los incentivos importantes de viajar es poder darle buenos caprichos al paladar. Contando ya con eso, ¿podemos estar seguros al cien por cien de que nuestras necesidades nutricionales van a estar cubiertas con nuestra ruta gastronómica preconcebida? Más bien no. Sobre todo porque al ir conduciendo en moto se realiza un ejercicio físico extra y se pierde mucho líquido en forma de sudor. Así que siempre deberemos llevar con nosotros comida y bebida por si nos da una baja de tensión o debilitamiento. Como vamos bastante limitados de espacio, no se trata de cargar con los termos y los tuppers, pero sí de asegurarnos que no nos faltan unas barritas energéticas y alguna bebida isotónica para cuando haya que tirar de ellas. Importante recambiarlas en cualquier estación de servicio cuando se nos acaben.

Tapones para los oídos y anteojos de sol Además del sonido del motor, que puede llegar a resultar molesto después de varias horas, el verdadero factor de riesgo para producir lesiones en los oídos es el ruido del viento. Éste se puede aminorar con un casco aislante y también con la posición de la cabeza, pero la forma más segura de evitar problemas auditivos son unos buenos tapones para los oídos. El problema reside, ante todo, en los tonos agudos que son precisamente los que se generan con la combinación entre viento y casco. Cuanto más tiempo estén los oídos sometidos a estos tonos, mayor será el riesgo de lesión. Aunque no percibamos ningún indicio, está comprobado que la sensación de cansancio se multiplica en comparación a si se realiza el mismo recorrido con protección auditiva. Unos tapones de farmacia solventarán la papeleta, aunque pueden resultar incómodos de colocar y tienen el inconveniente de que filtran todos los sonidos, no sólo los tonos agudos. En las tiendas especializadas para motos podemos encontrar tapones específicos, mucho más cómodos y que filtran únicamente los tonos lesivos, permitiendo escuchar otros sonidos importantes para la conducción. En cuanto a las gafas de sol, pueden parecer un contrasentido: ¿para qué las necesitaremos si llevamos casco? Pues llevarlas puede evitarnos enormes molestias, sobre todo en el caso de que alquilemos la moto y el casco que nos den sea de campo o un jet abierto y la visera (si es que tiene) esté muy trillada.

Tecnología útil Vivimos en la era de la hiperconexión, así que aprovechémonos de ella. Aparte de utilizar Google Maps para trazar la ruta y planificar las etapas, e incluso poder llevar un GPS integrado en la moto que nos vaya guiando durante el trayecto, existen aplicaciones muy útiles como WeRide, que funciona como una red social y permite compartir rutas, así como localizar a los amigos en el mapa cuando se está en ella; Wikiloc, que nos deja descargar rutas de otros usuarios en el GPS para navegar, o Sygic, que no necesita conexión a internet y ofrece acceso gratuito a mapas y sus actualizaciones, puntos de interés o planificador de rutas. Un casco equipado con bluetooth puede ser el complemento ideal para mantenernos conectados en todo momento mientras estamos sobre la moto. Descansar siempre por exceso Algunas organizaciones reguladoras de tránsito recomiendan parar para descansar cada dos horas o 200 kilómetros. No obstante, manteniendo esa recomendación como orientativa, nunca conviene forzar la máquina (nunca mejor dicho). Hay que parar siempre que nos sintamos mínimamente cansados o aturdidos y tomarse el tiempo necesario antes de volver a emprender la marcha. En moto resultamos mucho más vulnerables en carretera que el resto de vehículos y, en algunas ocasiones, ese resto de vehículos parece no tenerlo en cuenta, por lo que el piloto de moto debe conducir con toda la atención plenamente enfocada en su ruta. Entre etapas también hay que asegurarse de dormir bien (recomendable siempre más de ocho horas) para estar en plenitud de facultades en la jornada siguiente. No hay que olvidar que nos encontramos ante una carrera de fondo, nunca de velocidad.

No caer en la falta de higiene Después de varios días de ruta, se tiende a dejarse llevar por la inercia y al acabar cada etapa entra la tentación de presentarse tal y como hemos acabado en el primer sitio que aparece en el horizonte para sentarnos a comer y beber. Conviene tener bien presente que las carreteras son lugares sucios y polvorientos que van dejando su huella en el piloto durante todo el trayecto, además de lo mucho que se puede llegar a sudar durante una jornada transitando por ellas. Así que mejor vencer a la pereza y pasar primero por donde nos vayamos a alojar para pegarse una ducha que, a la larga te dejará como nuevo y más tarde sin duda agradecerás (y los que te rodeen también).


Fuente: revistagq.com


 
 
 

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