Libros táctiles impresos en 3D para niños ciegos
Tom Yeh, profesor adjunto de Ciencias de la Computación en la Universidad de Colorado (Estados Unidos) y su equipo están impulsando el 'CU-Boulder´s Tactile Picture Books Project', una colección de libros ilustrados táctiles para niños ciegos o con deficiencias visuales que tienen la particularidad de ser impresos en 3D para que puedan seguir el relato con el tacto y las ilustraciones que lo complementan.
El primer libro de cuentos impreso en 3D ha sido 'Goodnight Moon' (Buenas Noches, Luna), una obra de Margaret Wise Brown cuyo protagonista es un conejito que desde su cama va deseando las buenas noches a su entorno, desde la Luna a una vaca. De este libro se han vendido 40 millones de ejemplares y ha sido traducido del inglés al menos a una docena de idiomas.
El profesor Yeh ha declarado que cuando su hijo nació hace tres años, recibió entre los regalos cinco ejemplares distintos del libro 'Goodnight Moon', un indicativo de lo popular que es entre los niños y también entre los adultos, por lo que le pareció ideal para tomarlo como referencia para su nuevo proyecto de investigación.
Además de éste, otros ya incluidos en el mismo para su impresión en 3D con destino a niños que sufren deficiencias visuales son 'Harold and the Purple Crayon' y 'The very Hungry Caterpillar'.
Según el profesor Yeh, la idea de los libros ilustrados táctiles no es nueva, "lo nuevo -afirma- consiste en hacer la impresión 3D más accesible e interactiva para que los padres y maestros de niños con discapacidad visual puedan personalizar e imprimir estos tipos de libros ilustrados en 3D".
Yeh hizo una presentación sobre este tema en una conferencia anual sobre los factores humanos en los sistemas informáticos celebrada en Toronto (Canadá). En su laboratorio universitario dirige las investigaciones de sus estudiantes sobre cómo las computadoras pueden interactuar de forma más natural con los seres humanos. Asimismo, estudia la inteligencia artificial, con el objetivo de que las personas puedan resolver problemas prácticos.
Esta primavera impuso como tarea a sus estudiantes de la clase de Prototipado Rápido que cada uno de ellos creara en 3D cuatro páginas del popular libro 'Harold and the Purple Crayon', publicado en 1955 por Crocket Johnson y en el que un niño crea su propio mundo simplemente dibujándolo. El profesor asegura que con esta tarea emergió la parte más creativa de sus alumnos y pudo seleccionar una página de cada uno de ellos para realizar el libro final mediante impresión 3D.
Algunas de las páginas impresas en 3D por los estudiantes contenían sólo un objeto, como un barco navegando, ya que así los niños ciegos podrían percibir mejor su forma . Las páginas impresas en 3D para el libro se han expuesto a lo largo de la pared del hueco de la escalera en la biblioteca de la Facultad de Matemáticas.
La idea principal es la de representar gráficos de dos dimensiones en tres y en una escala adecuada para que los niños invidentes puedan sentir mejor su forma. El equipo de Yeh combina esta información con algoritmos informáticos que proporcionan una interfaz que permite a los padres, maestros e interesados en general imprimir sus propios libros con dibujos personalizados utilizando impresoras 3D.
"Me di cuenta -ha declarado Tom Yeh- de que podíamos hacer algo significativo para la interpretación de las imágenes de los libros para estos niños mediante diagramas matemáticos. Este proyecto es mucho más difícil de lo que imaginaba, pero también mucho más gratificante".
El proyecto de libros táctiles impresos en 3D que dirige Yeh ha sido impulsado por la Universidad de Colorado con una ayuda de 8.000 dólares, en colaboración con 'The Anchor Center for Blind Children' (El centro Anchor para niños ciegos), un preescolar de la ciudad de Denver, con el objetivo de comprender mejor las necesidades de los niños con discapacidad visual y cómo sus padres pueden participar de manera efectiva en la lectura.
Una gran ventaja en este sentido para los libros infantiles táctiles impresos en 3D es que los niños ciegos no empiezan a aprender Braille, al menos en Estados Unidos, hasta que cumplen los seis años de edad.