5 curiosidades sobre la impresión 3D que quizás no sabías
La tecnología de impresoras 3D no es nueva. De hecho, a nivel industrial se utiliza para construir prototipos y maquetas desde hace más de treinta años. Lo que resulta novedoso es su desembarco en el ámbito de consumo. Hasta ahora los modelos habían sido demasiado caros y su rendimiento sólo podía ser aprovechado por empresas con necesidades muy específicas. La posibilidad de comercializar masivamente estos dispositivos ha despertado un interés por mejorarlos e investigar avances.
En este artículo te proponemos seis curiosidades acerca de la impresión 3D de las que tal vez no hayas oído hablar.
Aprovechamiento de residuos domésticos para cargar las impresoras 3D
Las impresoras 3D funcionan con algunos tipos de plástico, sobre todo ABS y PLA. Científicos de la Universidad Tecnológica de Michigan están construyendo una máquina capaz de reciclar los residuos domésticos que contienen plástico, desde las botellas de leche hasta algunos juguetes y de convertirlos en material de trabajo para impresoras 3D. Al invento se le ha llamado Filabot y permitiría aprovechar parte de la basura que genera un hogar para ahorrar la compra de cargas de plástico ABS. Sin embargo, el método debe ser perfeccionado, pues el producto resultante no ofrece un rendimiento tan alto en las recargas homologadas.
Dos modelos de funcionamiento: dos precios
La impresión 3D se puede llevar a cabo a través de varios métodos. Uno de los más populares es el de la estereolitografía. Esta técnica se basa en un fotopolímero, sensible a la luz, que es utilizado como materia prima. Al ser emitido se le aplica radiación ultravioleta por capas. De esta forma se solidifica cada capa, que se junta a la anterior y queda preparada para recibir a la siguiente.
El inconveniente principal de este método es su elevado precio. Por ello ha surgido la alternativa de la tecnología FDM de prototipado rápido, algo menos precisa pero más económica. Ésta consiste en un hilo de material que sale fundido de una boquilla, debido a la temperatura que alcanza este componente. Al ser expedido, el plástico se solidifica al instante.
Se está aplicando la impresión 3D a la salud
Una investigación conjunta del Weill Cornell Medical College y la Universidad de Bioingeniería de Cornell ha desarrollado con éxito una oreja idéntica a la de una persona gracias a la impresión 3D. Se han utilizado para ello geles inyectables compuestos de células vivas. Así, podemos ver que las aplicaciones que tiene esta tecnología van más allá de lo puramente comercial.
Se está experimentando con la construcción de otras partes del cuerpo humano mediante impresoras 3D. Empresas como Autodesk y Organovo se han embarcado en una investigación para elaborar tejidos a través de estos dispositivos. En última instancia, se especula con que se podrían llegar a modelar órganos, lo que representaría un importantísimo avance para el sector de los trasplantes.
Impulso a la transformación de las relaciones comerciales
La filosofía del ‘do it yourself’ cobra sentido con la impresión 3D. Los usuarios/consumidores pueden en algunos casos crear sus propios objetos o fabricar repuestos. Aunque no siempre es fácil, existen iniciativas que prestan ayuda para este cometido. La web thingiverse.com dispone de modelos 3D con licencia de código abierto, gratuitos.
Los propios fabricantes de los productos también pueden contribuir a esta tendencia. Un ejemplo de cómo esto ya está sucediendo es el de Teenage Engineering. Esta empresa, que vende un sintetizador, ha publicado en su página web los esquemas CAD, para que cualquiera pueda imprimir en 3D las piezas de repuesto del dispositivo, en lugar de cobrar un precio alto por el envío de estos componentes.
La evolución de la impresión 3D es… el 4D
Un equipo de investigadores del MIT está trabajando con estructuras que se montan de manera autónoma e independiente. Al proceso se le ha dado el nombre de ‘Self Assembly’ y realmente suena a ciencia ficción; sin embargo, los científicos ya están haciendo pruebas. Se trata de disponer las mismas partículas de un material, de tal manera que incluyan el diseño de una estructura concreta. Al sumergirse en agua, la composición del material reaccionaría propiciando la aparición del objeto previsto.